jueves, 2 de septiembre de 2010

Dueños del mundo


¿Quiénes son los dueños del mundo? La iglesia ha sido parte de este gran complot mundial. Todos somos aportadores para romper sueños e ilusiones. Claro, en este tiempo es más fácil pensar que es tiene que dejar de estudiar y ponerse a trabajar para alcanzar sus sueños. 

Aquellos empresarios que desgastan el tiempo de la gente en reuniones. Curriculums que son tirados a la basura para comprobar que no necesitan contratar a gente que anda buscando trabajo. Los grandez profesionales piensan que la gente es la incapaz, pero no se les ha brindado las oportunidades correctas para poder desarrollarse. Dejar perder las tierras fértiles no fue así por así. Esperar un dinerito cada mes por parte de nuestros mal llamados "hermanos lejanos" es lo que tiene de costumbre el gobierno en turno.  Palabras alentadoras como: "¡Si quiere tómelo, detrás de usted hay miles esperando su trabajo!" es lo que se escucha diariamente en las oficinas en secretos de cada uno de los que llegó con la fina esperanza de ser remunerada en base a lo que decía el anuncio de la plaza. Como dice la canción de Facundo Cabral: "ya no sé quién es más ladrón, el que roba un banco o aquel que lo fundó".

Tampoco retiremos del campo a la iglesia. Así como dice la querida Hermana Glenda: "Ahora es más fácil creer en Jesús que creer en la iglesia". Tiene toda la razón. Aquí no implican los errores personales que poseen los sacerdotes, obizpos, laicos, evangélicos, etc. Sino es la burocracia en la cual se manejan este tipo de personas. 
Que bonito sería llegar a cualquier iglesia, agarrarnos de la mano con el que está al lado y rezar en voz alta diciendo: "¡ Te pedimos Señor que tu iglesia no se encargue de aplastar a la gente ! ".

O posiblemente en la oficina del director de cualquier institución religiosa. Entra y existe el lujo y las condiciones perfectas para recibir una buena educación. En el fondo se escucha un par de murmullos. Uno se acerca y puede escuchar como le responde a una madre de esta manera: "¡Nadie le obliga señora a mantener a su hijo para que estudie aquí. Se puede ir para otro lado donde cueste menos dinero!". ¿Pueden creer es respuesta?

Los brazos están cruzados y la gente sigue igual.  Esta enfermedad febril de no tener con qué pagar se vuelve cada vez más grande. Sin embargo, también quisiera que todos aquellos estudiantes que viven en mundos que no existen, se pusieran la mano en el corazón  y dejaran ese mundo burocrático que no tienen.  Facundo Cabral dice en uno de sus monólogos: "Cambiamos o desaparecemos".

Este mensaje es para todos aquellos antropólogos que siguen investigando cosas que ya pasaron y que muchas veces la respuesta la pueden encontrar en este mismo momento. ¿Qué pasó con los mayas? Dejen las teorías a un lado, aquí estamos en el planeta tierra.  Eso mismo les pasó por querer ser dueños de un mundo que no tiene dueños. 

También este mensaje va para todos aquellos empresarios que intentan crear una empresa y se olvidaron de compartir su alegría con aquel que no la tiene.  Y, por supuesto, este mensaje va para la iglesia que poco a poco tropieza con sus vagas palabras de: "yo esperaría que..." y siguen charlando y durmiendo en capillas.

El mundo sigue poniendo pruebas y milagros. Dios pone sus ganas, pero siempre y cuando las veamos reflejadas en nuestros semejantes.  Dejemos de pensar en cosas que ya no son de este mundo. Alejemos pensamientos arcaicos y dejemos de enseñar las doctrinas a las nuevas generaciones que hasta las fechas nos han resultado un fracaso.

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